Silvia Congost en su libro "Cuando amar demasiado es depender" nos lo define de este modo:
Cuando hablamos de dependencia emocional nos referimos a la incapacidad de cortar una relación de pareja, aún cuando es totalmente necesario hacerlo.
Es una adicción que genera una necesidad desmesurada e irracional del otro, en la que perdemos nuestra libertad y por cada minuto de falsa felicidad que pasamos, derramamos demasiadas lágrimas. Queremos mantener esa relación a cualquier precio, aunque estemos sufriendo sin mesura, nos obsesionamos con el otro, nos sometemos a él, nos humillamos hasta el extremo, a cambio de un poco de falsa ternura.
La idea de una relación sana y placentera que nos llene y nos haga crecer se va transformando poco a poco en una mera ilusión, en un anhelo que perseguimos, en el que creemos a pesar de que no nos queden ya argumentos tangibles que nos demuestren que aquello es posible.
Si hay dependencia emocional, sentimos la incapacidad de renunciar a la relación, a peser de que en un nivel intuitivo (la parte más sabia de nosotros mismos) sabemos que deberíamos hacerlo.
Últimamente me he encontrado con varios vídeos que muestran justo esto, aquí los adjuntos. Hay que comentar que los modelos tradicionales de relaciones y el amor romántico son pro-dependencia emocional.
Creo que lo entenderás bien con estos ejemplos.
Ambos vídeos muy bonitos eso sí, pero viviendo el amor de un modo un tanto peligroso.
En el mismo libro nos muestra un listado de síntomas característicos de esta dependencia:
Síntomas de la dependencia emocional:
Necesitar al otro, no concebir la vida sin él.
Exigir a nuestra pareja que dé muestras constantes de que está enamorado
Desear que en todo momento quiera estar con nosotros, que nos haga sentir constantemente que somos su prioridad
Querer cambiar al otro. A la persona dependiente, en realidad no le gusta cómo es su pareja; de hecho sufre mucho por su manera de ser y comportarse
Sentir un terrible pánico a que el otro nos abandone, a perderle.
Necesitar el control absoluto del otro
Acostumbran a ser relaciones en las que existen muchas rupturas y reconciliaciones.
Dejar de ser nosotros mismos
Sentirnos absolutamente incapaces de dejar la relación.
Dejar de lado amigos, seres queridos…, ya que el mundo gira totalmente en torno a él.
Convertir al otro en el centro de nuestra vida, de nuestros pensamientos y preocupaciones.
Dudar continuamente de lo que queremos, lo que sentimos, o lo que quiere y siente el otro.
A veces hay maltrato
Dejar que nos manipulen y nos hagan ver como real aquello que no lo es.
Padecer ansiedad, no dormir bien por las noches. Pérdida de ilusión y nos volvemos seres tristes, desdichados que van cruzando todo el día por inercia, dejándose llevar.
Desahogarnos con amigos, a quienes explicamos lo que sentimos. Al hacerlo, nos damos cuenta de que se repite una y otra vez la misma historia, tantas veces que en algún momento de lucidez tomamos conciencia de que aquello no funciona.
Fuente: Silvia Congost "Cuando amar demasiado es Depender"
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