Con la aparición de los Smartphone, nace una nueva
concepción del mundo y de nuestro tiempo “estar todo el rato conectados”. La
apertura en la comunicación posible con estos dispositivos escapaba a todos
cuando vimos por primera vez un móvil, a alguien hablando por la calle con
ellos y los tachábamos de raro, egocéntrico, histriónico ¿nos hemos convertido
todos en eso?. Parece ser que no, simplemente nos han inyectado una necesidad.
Hace un año, nos resultaba extraño ver a alguien “conectado”
al whatsapp, hoy, ya está más normalizado. El objetivo de este texto es presentar
algunos estudios sobre cómo estos nuevos de comunicación están influyendo en
nuestras habilidades sociales y nuestras necesidades “de estar conectados” a la
información, a nuestros contactos y a una vida virtual.
Hace no mucho me alarmó la noticia de que comienza a existir
“fobia a quedarse sin batería, o dejar el móvil atrás”. Esta fobia si no
recuerdo mal se daba en el 8% de los estudiantes universitarios. Recordemos que
en la fobia se experimenta una ansiedad tan grande, que es irresistible, y que
solo hay dos vías, la afrontación o la evitación del estímulo aversivo… en este
caso, los estudiantes tendrían que ir corriendo a sus casas a buscar el móvil,
esa es una conducta de evitación… ¿pero cuál es el estímulo aversivo?... ¿el
mundo real?. Es realmente preocupante esta dependencia.
Las nuevas generaciones han nacido en la época de las nuevas
tecnologías. Chicos de 14-16 años no conocen los “modos tradicionales” de
comunicación, por ejemplo el teléfono, y consideran que el no poder comunicarse
por mensajería instantánea es definitivamente no existir, no hay otra vía, no
conocen otros modos.
Como ven, personalmente soy algo negativo con el asunto, he
encontrado numerosa literatura sobre esta nueva conducta “adictiva”, por eso
dividiré por entradas este artículo, pues me resulta una conducta social muy
interesante.
En esta primera entrada introductoria hablaré por encima de
la “conducta adictiva” ¿es realmente una adicción el móvil como puede ser la
ludopatía, drogas, sexo.. etc..?
El director del Instituto Semel, sentencia: “los ordenadores
y los móviles son como cocaína electrónica”, ya que provocan ciclos de euforia
seguidos de periodos de manía y profunda depresión. “los mecanismos neuronales
que refuerzan la dependencia al alcohol o la heroína pueden conducir a
conductas tecnológicas igualmente compulsivas y destructivas”. Una
investigación realizada en Corea del Sur, vinculó la adicción a internet con un
encogimiento de entre el 10% y el 20% de la zona neuronal responsable del
lenguaje, la memoria, el control motor y las emociones. Pero más alarmante es
que esa merma no se frena: cuanto más tiempo pasa el afectado en la web, su
cerebro muestra más signos de atrofia.
La obsesión por la conexión responde a una serie de
recompensas ocultas; cada llamada o cada correo electrónico puede ser una
oportunidad profesional, sexual o social. Cuando parpadea la pantalla del
ordenador o móvil avisándonos de que alguien se ha “acordado de nosotros”, no podemos
resistir la tentación de leerlo de inmediato. Si respondemos a esas llamadas
recibimos una pequeña recompensa. Estas llamadas “son sacudidas de energía que
recargan el mecanismo de la compulsión, algo parecido a lo que experimenta un
jugador cuando aparece una nueva carta en la mesa”.
Los enganchados reconocen que con solo arrancar el ordenador
sienten un estallido de buen humor, subidón que alcanza su máxima conducta
cuando abren sus webs favoritas. El cableado del cerebro que controla estas
reacciones implica dopamina, un neurotarsmisor que modula todo tipo de
actividades que conlleven recompensa, castigo o exploración.
La dependencia es tal que los investigadores han
identificado el síndrome de vibración fantasma: cuando echamos en falta una llamada
o necesitamos comunicarnos, nuestro cerebro nos envía esa sensación sin que el
aparato nos avise de nada.
Esto es todo por el momento, muy negativo por lo pronto,
pero en la última entrada de esta reflexión expondré otras propuestas más
positivas y también modos de “aguantar sin estar conectados” para que esto no
sea foco de nuestra ansiedad.
Por último nombro un estudio de la Universidad de Maryland
en la que pidieron a mil estudiantes de todo el mundo que se abstuvieran de
consultar cualquier medio de comunicación y usar sus dispositivos digitales –
móviles, tablets y ordenadores – durante un día completo. Muy pocos lo
soportaron. “No sabía qué hacer conmigo”, confesó un joven inglés. “En algún
momento me sentí muerto”, llegó a decir un Argentino.
Cuanto menos es preocupante.
En unos días segunda parte....
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