lunes, 28 de diciembre de 2015

¡Yo me conozco perfectamente!



Partiendo de la idea de que cada persona es un universo de pensamientos, emociones, expectativas, e historias cierto es que nadie te conoce mejor que tú. Eso no lo dudes.

La idea de uno mismo, de cómo uno cree que es se denomina Autoconcepto. En este breve texto pero cargado de rico contenido intentaré explicar como la idea de “Yo me conozco perfectamente” nos puede llevar al sufrimiento.

Me llamó la atención hace unos meses esta cita: “Quisiera decir lo que pienso y siento hoy con la condición de que quizá mañana lo contradiga todo”. Ralph Waldo Emerson.

Esta idea nos lleva a un futuro incierto, donde habrá una confrontación, entre lo que soy ahora “creencias” y una apertura a lo que seré mañana sin condiciones.

Digamos que la expresión “Yo me conozco perfectamente” y su prima hermana “Yo soy así” tanto como si son hacia valores buenos como malos, tienen tendencia a la parálisis de la personalidad… a la no evolución y al no cambio.

¿De dónde viene la idea de mi conocimiento?

Leeremos la realidad según  nuestra consciencia de mi, conciencia del entorno y conocimiento en general. Por lo tanto yo me leeré a mi mismo/a bajo ese prisma, cultura o teoría… y aquí está el kit de la cuestión…  yo me podré leer bajo millones de prismas diferentes y sólo cuando esté dispuesto y abierto a que así sea y cuestionar “quién soy” podré plantearme la libertad. Creer en que sólo soy y seré de esta manera puede ser una creencia limitante, no expansiva espiritualmente.

Este modo de leerme me da un marco de referencia. Este marco me da seguridad y consistencia. Lo que ocurre es que no he aprendido otros idiomas en los cuales leerme y tal vez no me interesen por si se tambalea el marco.

Ese tal vez sea el mayor error porque realmente no estamos destruyendo el marco… estamos haciendo que crezca y con él, yo. Pongamos dos ejemplos que nos pueden ayudar a ampliar ese marco.

Me gustaría que te detengas a responder estas preguntas rápidamente.

1. ¿Cuál es el motivo de que hagas las cosas desde que te levantas hasta que te acuestas?
2. ¿Eres una persona narcisista?

Tal vez estas preguntas no te las habías planteado antes o tienes una pronta respuesta para ellas. Voy a contextualizar ambas.

1. Una clasificación sencilla de motivos para hacer las cosas serían Motivos Internos (sin ánimo de recompensa alguna, lo hago porque me encanta sin esperar nada a cambio). Motivos Externos (esperando recompensa económica o reconocimiento social). Si te paras a pensar sobre todo lo que hiciste ayer… cualquier acto es clasificable en esta categoría. Se dice que cuando nos movemos por motivos externos, corremos el riesgo de si no existe esa recompensa ir entrando en conflicto o decaimiento. Sin embargo cuando nos guiamos por motivación interna al no esperar nada, el disfrute y placer es inmenso y fluyo.
De este pequeño encuadre puedo plantearte dos preguntas de las millones de preguntas que podrían aparecer.

A. ¿Cuánto de motivación interna/externa tienes en tu trabajo?

B. Publicas una foto en facebook o instagram, que te gusta mucho o es interesante ¿qué ocurriría si no le dan a “me gusta”?, ¿cómo te sentirías? ¿Serías capaz de quitarla o no volver a publicar? ¿Por qué? ¿Cómo te sentirías si recibes 100 me gusta?


2. Alexander Lowen define a la persona Narcisista como: “Personas que les preocupa más su apariencia física que sus sentimientos. Luchan por el poder y el control. Pero, en el fondo, al carecer de un sólido concepto de sí mismos, la vida les parece vacía y falta de significado, por lo cual viven en un estado perpetuo de desolación”. “Es una enfermedad cultural donde hay una pérdida de los valores humanos, una sociedad que sacrifica su medio natural para obtener dinero y poder. La notoriedad despierta más admiración que la dignidad y el éxito es más importante que el respeto a uno mismo, entonces la propia cultura está sobrevalorando la “imagen” y hay que considerarla como narcisista.



Si tras esta breve reflexión tu cabeza se plantea ciertas cosas “seas narcisista o no” estarás saliendo del “Yo me conozco perfectamente” por lo tanto no tienes miedo a lo que pueda venir.

Para terminar es importante hacer una distinción entre conozco perfectamente mi esencia y conozco perfectamente mi “imagen” y lo que quiero conseguir con ella. Muchas veces lo que se conoce es lo que se quiere proyectar, lo que se quiere conseguir. La esencia está enmascarada, sepultada muchas veces por sentirla “débil” y avergonzarnos de ella. Y al ser así puedo ir construyendo mecanismos de defensa para que no se rompa a modo de eso que llaman carácter o personalidad. Pues para conocerme perfectamente hay que aceptar esa fragilidad (ocultada años atrás) aceptar la imagen o rigidez de la personalidad (amada, pero causante de sufrimientos), abrazarlas a las dos y desarrollarme.


Termino con este fragmento de Wayne W. Dyer.


“Usted llegó aquí como un diminuto bebé capaz de un infinito número de potencialidades. Muchas de sus opciones permanecen aún inexploradas a causa de un programa de condicionamiento, concebido para adaptarle a la cultura de quienes se hicieron cargo de su educación. Probablemente no tuvo usted casi ninguna oportunidad de discrepar con la configuración cultural y social hecha para su vida”. “Esté abierto a todo, sin exepciones. Cuando alguien le plantea algo que entra en conflicto con su condicionamiento, en lugar de responder “Eso es ridículo, todos sabemos que eso es imposible”, diga: “Nunca había considerado antes esa posibilidad. Pensaré en ello”.


1 comentario:

  1. Interesante artículo, Manuel. Nos recuerda la importancia de estar atentos y ser capaces de distinguir nuestro yo esencial de nuestro yo proyectado; de abrir la mirada interna y ser lo suficientemente flexibles para reconsiderar cualquiera de nuestras máximas a la luz de las experiencias que nos toque vivir. Un abrazo.

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