Al fin me he animado a continuar el hilo
comenzado algunos meses de este artículo en el que hablo sobre el proceso de
aprendizaje de la identidad masculina y el modelo de hombre tradicional.
Me aventuro en este tema, pues estamos en una
época en el que ese modelo tradicional empieza a causar más costes que
beneficios, y los costes son bastante graves, tanto en la escuela como en el
trabajo como en las interacciones sociales en general…
El contenido de este post será medianamente
extenso, por esto, retomo lo escrito en la anterior publicación… a modo de
introducción…
... la identidad masculina se ha consolidado mediante un
proceso de protección frente a dos amenazas: la feminidad y la homosexualidad. De ahí
que la dominación masculina se ejerza no sólo contra las mujeres, sino también
(y en ocasiones de una manera aún más cruel si cabe) contra otros hombres cuya
orientación homosexual es vista como afeminada, o cuya conducta personal y
social se aleja de los cánones del arquetipo tradicional de la virilidad y de
la masculinidad hegemónica.
En este artículo quiero continuar con un
extracto de la obra “Ser hombre” Keith Thomson – Kairós. En él se incluyen
diferentes extractos de numerosos artistas y personajes sociales referentes a
los diferentes modos de ser hombre… y Cooper Thomson incluye esta reflexión “los
costos de la masculinidad”.. cita así:
“Los costos vinculados a un tradicional
planteamiento de la masculinidad, son enormes, y los daños se producen tanto en
un nivel personal como social. La creencia de que un chico ha de ser fuerte
(agresivo, competitivo y osado) puede provocar en él dolor emocional. Mientras
unos pocos chicos experimentan el éxito a corto plazo de su energía, a largo
plazo la seguridad es menor. En cambio,
eso lleva a una serie de desafíos en que pocos chicos salen finalmente vencedores, si es que sale alguno.
No es seguro estar en lo alto cuando tantos
otros chicos compiten por la misma situación. Ser duro también comporta
crecientes posibilidades de estresarse, de recibir daño físico, e incluso de
morir de forma prematura. Se considera varonil correr riesgos físicos exagerados
y comprometerse voluntariamente en actividades combativas, hostiles.
La otra cara de la moneda de la dureza, la
delicadeza, no es una cualidad que se considere masculina y , así, no se
valora. Por eso tales hombres experimentan una creciente distancia emocional
con respecto a otras personas y tienen pocas posibilidades de participar en
relaciones personales significativas. Los estudios realizados muestran de forma
suficiente que los padres (masculinos) dedican mucho menos tiempo a
relacionarse con sus hijos.
Cuando los chicos se hacen mayores y aceptan
los papeles de adulto, aparece con claridad el amplio costo social de la
masculinidad. Muchas mujeres experimentan la resistencia varonil a una
expansión del papel femenino; uno de los supuestos de la masculinidad
tradicional es que las mujeres han de estar supeditadas a los hombres. La
consecuencia es que los hombres muy a menudo no están dispuestos a aceptar a
las mujeres como iguales, como compañeras competentes en el terreno personal y en el profesional. Sea en el terreno de la
relación sexual, la familia, las calles o el campo de batalla, los hombres
están siempre comprometidos en el esfuerzo de dominar.
Las estadísticas relativas al maltrato de
niños indican de forma clara que una amplia mayoría de los que les maltratan
son hombres, y que no se puede tratar de algo típico. La violación es el delito
en más rápido crecimiento en Estados Unidos. Y son los hombres, no importa de
qué nacionalidad, quienes provocan y mantienen las guerras. Dicho brevemente…
la masculinidad tradicional es una amenaza contra la vida. "
Es cierto que este fragmento y su contundente
final, está sesgado y es algo catastrófico, pues no tienen en cuenta a todos
aquellos tantos hombres y niños que no se identifican con el modelo
tradicional.
El texto al igual que la intención de estos artículos por mi parte
es simplemente poner el foco de atención a esta construcción de identidad, pues
sigue existiendo, del mismo modo que también tiene sus beneficios (de los que
hablaré en el próximo post).
Es importante tenerlo en cuenta pues pese a que “el
modelo tradicional es una amenaza contra la vida” nos resulta un tanto ajeno y
tremendista, sí que nos rodeamos de modelos tradicionales muy dañinos, por
ejemplo en las escuelas, bullying, donde el grupo homogéneo defensor del modelo
tradicional, humillan a aquel que no sigue ese modelo, o sea, el débil, el diferente,
el raro, el sensible….
En el próximo post hablaré de cómo socializar
a los chicos, y que factores positivos tiene este modelo tradicional de un modo
sano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario